EL SOL Y LA LUNA
En
un reino muy lejano habían tres hermanas que deseaban desposarse con el rey,
éste antes de elegir su esposa decidió escuchar qué le proponían sus futuras
novias, la primera le dijo que le haría un poncho de fina lana, la segunda le regalaría
la sortija de oro más hermosa del mundo, y la menor le proponía darle como hijos al sol y la luna, finalmente
el rey optó por casarse con la última.
Las
dos hermanas mayores eran muy codiciosas, y como no fueron elegidas contrataron
a una comadrona y juntamente con ella planearon cambiar a los niños por un gato
y un perro al momento en que nacieran, el plan dio resultados, la joven dio a
luz dos bellísimos niños, cuya frente brillaba de manera impresionante, pero
lamentablemente fueron cambiados por un perro y un gato y luego fueron
entregados al Rey.
El
soberano muy indignado ordenó que ataran a su esposa en una pared contigua al
palacio, mientras las otras dos hermanas no muy lejos de allí cubrían la frente
de los niños con una cinta oscura para que no resplandeciera y luego colocaron
a los pequeños en un cesto, dejándoles en la corriente de un caudaloso río para
que se los llevara.
Aguas
abajo a mucha distancia del palacio un labriego se encontraba caminando por la
ribera del río y al ver que flotaba una llamativa canastilla sobre las
profundas aguas del río, acudió a recogerla para descubrir su contenido, pero
se quedó maravillado al quitar la tapa del cesto, pues contenía dos bellísimos
niños que habían sido abandonados por sus padres, entonces el labrador los
llevó a casa y decidió criarlos.
En
la casa del campesino los niños se alimentaban de la leche de una cabra y a
medida que pasaba el tiempo iban creciendo hasta que un día el labriego les
regañó por lo que los niños escaparon del hogar, estaban sin dinero, tan solo
tenían unas plumitas que recogieron en el camino, las mismas que en su bolsillo
se habían convertido en algunas monedas de oro con las que compraron sabrosos
dulces y exquisitos manjares para saciar su hambre.
Después
de ciertos días los pequeños ya se encontraban muy lejos de casa, llegaron a un
lugar muy acogedor, allí decidieron vivir, empezaron a cultivar muchas flores y
a los pocos días ya tenían un hermoso jardín.
Un
día cerca del anochecer, se presentó ante los niños la comadrona, era una vieja
andrajosa y de muy mal aspecto.
-
¡Niños! tienen un jardín muy bello, pero
les falta la presencia de un pájaro muy especial, un pájaro que tiene los siete
cánticos- les dijo la anciana.
- ¿Y
dónde lo podemos encontrar?- preguntó el niño.
-En
aquel cerro, allí hay una puerta, tú lo tocarás y cuando se abra entras
inmediatamente y coges al pajarito.
La vieja pretendía que fueran a aquel lugar,
para que el cerro los comiera, sin embargo al día siguiente muy de madrugada el
niño y la niña partieron en dirección al cerro, ya en el lugar, tocaron la
puerta y ésta crujiendo se abrió, el niño inmediatamente ingresó a coger el
pajarito pero cuando se encontraba dentro, la puerta se cerró y la niña empezó
a llorar desesperadamente, en ese instante se le presentó un hada y le dijo:
-
Niña, vuelve a tocar la puerta y cuando veas que se abre, inmediatamente toma a
tu hermanito por los cabellos y sácalo con fuerza.
La
niña obedeció las órdenes del hada y sacó a su hermanito junto con el pájaro de
siete cánticos y muy contentos lo llevaron y lo colocaron entre las rosas,
gladiolos, tulipanes, pensamientos y orquídeas más bellos de su jardín.
El
pajarito tenía un plumaje bellísimo pero jamás cantaba, a pesar que los niños
le imploraban.
Días
más tarde el rey se enteró que dos niños de su reino tenían en su jardín al
codiciado pajarito, entonces fue a visitarles y obviamente pidió al pájaro que
cantara.
- Yo
cantaré siempre y cuando su majestad haya reunido en este lugar a toda la gente
de su reino -dijo el ave.
El
rey convocó a todos los plebeyos para que se reunieran a escuchar los cánticos
del pajarito encantado. La multitud se congregó en el lugar, tan solo faltaba
la presencia de la esposa del rey que se encontraba atada en una de las
columnas del palacio.
Cuando
la muchedumbre estaba reunida el rey pidió al ave que empezara a cantar, pues
los ciudadanos estaban anciosos por escucharlo, mas el ave se negaba hacerlo,
manifestaba que faltaba la esposa del Rey; en seguida los soldados la trajeron
y cuando estaba allí, el pajarito de los siete cánticos antes de cantar empezó
a hablar:
-
Hace aproximadamente siete años que usted mi rey decidió casarse con una joven
doncella, la misma que le prometió darle como hijos al sol y la luna, ella sí
cumplió con su promesa, los niños nacieron, ¡éstos dos pequeños son sus hijos,
o acaso no se da cuenta del incomparable destello y esplendor que emiten sus
delicadas frentes y mejillas!
El
rey aún no podía comprender el mensaje del pájaro, mientras éste proseguía:
-
Desafortunadamente los niños fueron cambiados por un perro y un gato al momento
en que nacían y las mujeres que lo hicieron se encuentran presentes en esta
reunión, son sus dos cuñadas y la comadrona, las tres en mutuo acuerdo
cometieron semejante delito mi Rey.
El
monarca estaba muy furioso, en ese mismo instante mandó atar a las tres
malhechoras y luego fueron arrastradas con varias mulas pradera abajo hasta
quedar destrozadas.
Finalmente
el pajarito de siete cánticos voló desapareciendo entre el follaje de los
árboles y los niños ascendieron al cielo para convertirse en el sol y la luna.